lunes, 18 de noviembre de 2013

5 horas seguidas

A Pedro le pesaban los párpados. No hizo falta más que 100 mg de propofol (para una persona de casi 100 Kgs) para inducirle una hipnosis rápida.  El fentanilo hizo el resto.

5 horas -me decía a mi mismo- 5 horas seguidas, aguantando. Podría haber acabado cuando él quisiera, podría haber puesto fin a su sufrimiento mucho tiempo antes, haberse dado la vuelta y volver a su casa con su pareja y niña. Habría sido tan sencillo como relajar la musculatura flexora de su musculoso brazo, y soltar la carga que pendía de él.

Quizás eso habría sido lo más simple. Y posiblemente tampoco le habrían recriminado por ello: "Tranquilo hombre, era imposible aguantar más" o "No le des vueltas", seguramente habrían sido algunas de las frases que habría oído para reconfortar su conciencia. Y en cierto modo todos habrían tenido razón.

Pero Pedro no pensó lo mismo desde el momento en que vio a su compañero resbalar a su lado por el desfiladero donde caminaba. Sus reflejos hicieron parte del trabajo, y su fuerza y paciencia el resto. Pedro aguanto 5 horas seguidas agarrando del brazo a ese hombre, con fuerza, firmeza y sin pensar en las consecuencias. Incluso cuando su hombro se dislocó siguió aferrándolo a la vida. No hubo palabras, dice, solamente miradas. No creo que merezca la pena preguntarle lo que se le pasó por la cabeza, porque realmente lo que hizo lo define en todo su ser.

"A ver si te has pasado de anestesia" Me espeta el traumatólogo tras recolocar su hombro y comprobar que la educción era lenta.
"No está anestesiado ya, simplemente está descansando" le contesto mientras colocamos el vendaje.

Señor íntegro, vida salvada. Aprendamos de ello.

martes, 22 de octubre de 2013

SOS: La Tesis Doctoral


Llevo ya un buen tiempo intentando buscar un buen tema de tesis doctoral. En este camino me he dado cuenta de lo complicado que es a veces poder investigar, porque cualquier proyecto serio requiere una inversión importante, y además los medios disponibles, y más con la que está cayendo, no lo hacen sencillo.
Así que después de mucho divagar estoy bloqueado, sin tema aparentemente interesante, y a la búsqueda de "algo" de provecho para la comunidad, y que me motive.
Así que ya sabéis, si se os ocurre un tema relacionado con la Anestesiología, Reanimación o Dolor, son bienvenidas vuestras sugerencias.

lunes, 21 de octubre de 2013

Todo por la pasta


En los últimos años nos estamos acostumbrando a escuchar las palabras "recortes" y "tijeretazo", "ajuste fiscal", "periodo de transición", "necesidad de colaborar con la situación" o "da las gracias que estás trabajando" para escudarse en la disminución de presupuestos que se está produciendo en áreas tan esenciales como las pensiones, el sueldo de los funcionarios, la educación, o en el caso que más me afecta, en la sanidad.
Pero empiezo a ver cosas que rozan lo dictatorial: imposiciones, "decretazos" en la dirección de los hospitales, negación de la asistencia a sin papeles, incluso negación de la asistencia a pacientes de otras comunidades autónomas, y es más, incluso a pacientes de la misma, pero diferente provincia. Yo esto de la cohesión no lo entiendo muy bien, pero creo que el sentido común es el más común de los sentidos.
Ahora empezamos a cobrarle a los pacientes cuando solicitan una copia de un informe de algo que les ha pasado, para entregarlo a su médico del centro de salud, para tenerlo en caso de accidente o enfermedad, o también para emprender acciones legales si entienden que deben hacerlo. Ahora se le quiere cobrar a los pacientes crónicos por tratamientos que difícilmente van a poder pagar, con las consecuencias esperables. Ahora se ofertan servicios en cartera que desde instancias superiores, siempre en silencio, se ordena que no se den. Ahora no hay dinero para operar en la púbica, pero se negocia con la empresa privada operar a los mismos pacientes pagándoles a estas clínicas en lugar de negociar con tu personal. No tengo ni idea de si existen intereses o si no, pero al menos todo esto deja un tufo bastante desagradable.
Espero que pronto empiece a imperar la coherencia. La gente se lo merece.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Anestesia y rachas



Esto de la medicina cada día te enseña algo nuevo, te hace reflexionar y muchas veces acaba dándote una dosis de humildad.
Ni cuando todo sale bien eres tan bueno, ni cuando todo sale mal eres el peor: lo importante es saber relativizar y no relajarte en el camino.
Llevábamos unas semanas en el servicio sin incidencias, y aunque no hemos parado de tener ingresos complejos todo ha ido bien. Sin embargo en los últimos días se han ido complicando las cosas y a todos nos queda una cierta sensación de desasosiego. Es la frustración de ver que pones todo tu empeño en algo que al final no va bien.
Es como uno de esos días en los que te salen a la primera los bloqueos más complejos, la intubación con fibro y las 10 epidurales de la guardia, todos nos vamos con satisfacción, y normalmente no le damos más importancia porque es nuestro trabajo. El problema viene cuando algo no sale como queremos, sin que vaya mal: nuestra profesión nos exige NO FALLAR, ser excelentes. Un fallo en otras profesiones (y no voy a nombrar ninguna) puede arreglarse con un "lo siento" "ahora lo arreglo" o "te hago un descuento por las molestias". No es nuestro caso, se nos pide la perfección, y nos la exigimos nosotros día a día.
Un paciente con un manejo impecable pero que te ha obligado a cambiar tu plan anestésico inicial porque ha habido un contratiempo a veces lo podemos ver como un fracaso, incluso aunque el resultado final sea el esperado. Vivimos en la especialidad del control absoluto, de la monitorización, de la milésima, del mililitro, del cambio sutil del tono del "bip" del pulsioxímetro...control. Y el descontrol no nos gusta.
Por eso creo que las rachas, rachas son. Cuando todo va bien debemos esforzarnos para mantener la racha, y cuando no, hacerlo con más ahínco para volver a "la normalidad" .
En fin...a estudiar.

miércoles, 17 de julio de 2013

5 de la mañana

Día soleado al otro lado de la ventana. La jornada ha transcurrido sin avisos, sin alarmas, con una tranquilidad inquietante, como si todo estuviera aletargado, esperando a que el Sol se vaya para que todo se ponga en marcha con la brisa nocturna.
Tras unas horas de estudio y algún que otro informe los párpados caen, pesan...el sonido de la nada ayuda a conciliar el sueño; es uno de esos días en que el mero hecho de estar en un lugar agota. - Creo que será mejor ir a la cama- me digo sabiendo que en una guardia hay que intentar aprovechar cualquier momento para dormir o comer a sabiendas de que en cualquier instante la calma puede ser, en realidad, el ojo del huracán en el que te puedes ver envuelto.
De repente suena el teléfono, impasible y monótono. Tres segundos bastan para que un sueño pueda convertirse en una carrera por los pasillos, para que 45 latidos por minuto se conviertan en 180, para que tu respiración se entrecorte, para que el sonido del silencio se inunde de pitos y alarmas, de órdenes, de gritos, de adrenalina.
Alguien me recuerda que nuestro trabajo es como el de los bomberos: preparados para apagar el fuego que surja en cualquier momento. - Ya quisiera yo sus turnos y libranzas- contesto mientras preparo un laringo.
5 de la mañana...noche larga en el ojo del huracán.

viernes, 12 de julio de 2013

Sí quiero



Ante todo me gustaría pedir disculpas por este tiempo sin escribir nada. Esta vez, y aunque tengo mucho que decir, hay una buena excusa.
Hace unas semanas y después de un camino de más de 10 años, de idas y venidas, de momentos felices y tragos duros... después de una senda que no ha sido nada sencilla, mi media patata y yo decidimos dar el paso más importante en nuestras vidas...hacer algo que nos unirá para siempre: darnos el sí quiero.
Este es mi primer post de casado y quería, qué menos, empezar esta nueva vida transmitiendo lo maravilloso que es todo con ella,   lo sencillo que hace todo y las ganas de vivir que me dan con cada latido de su corazón.
Te quiero

jueves, 28 de marzo de 2013

El café pendiente


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“Entramos en un pequeño bar, pedimos y nos sentamos en una mesa. Más tarde entran dos personas.: 

- Cinco cafés. Dos son para nosotros y tres “pendientes”.

Pagan los cinco cafés, beben sus dos cafés y se van. Pregunto:

- ¿Cuáles son esos “cafés pendientes”?
Me dicen:

- Espera y verás.

Luego vienen otras personas. Dos chicas piden dos cafés, pagan normalmente. Después de un tiempo, vienen tres abogados y piden siete cafés:

- Tres son para nosotros, y cuatro “pendientes”.

Pagan por siete, se toman los tres y se marchan. Después un joven pide dos cafés, bebe sólo uno, pero paga los dos.

Estamos sentados, hablamos y miramos a través de la puerta abierta la plaza iluminada por el sol delante de la cafetería. De repente, en la puerta aparece un hombre pobremente vestido y pregunta en voz baja:

- ¿Tienen algún “café pendiente”?

Este tipo de caridad, por primera vez apareció en Nápoles. La gente paga anticipadamente el café a alguien que no puede permitirse el lujo de una taza de café caliente. Allí dejaban en los establecimientos de esta manera no sólo el café, sino también comida. Esa costumbre ya ha salido de las fronteras de Italia y se ha extendido a muchas ciudades de todo el mundo.
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Esta historia está rondando por Facebook y su veracidad no está confirmada.

En cualquier caso… ¿qué os parece la idea?.

Yo creo que es una buena iniciativa, sencilla de llevar a la realidad, y que si bien es cierto que habría gente que se intentaría aprovechar, lo “bueno” superaría por mucho a lo “malo”.


Tomado de  www.finofilipino.org

viernes, 8 de marzo de 2013

El último en ponerse nervioso

"...cuando tengas una urgencia debes, como anestesista, ser el último que se pone nervioso". Esta frase me la dijo uno de mis maestros durante mi periodo de residencia, y procuro aplicarla todos los días.

Hoy ha llegado una paciente a urgencias con un aneurisma de aorta infrarrenal con rotura contenida y hemoperitoneo.
"-Hola señora, soy el anestesista. Voy a darle unos cuantos pinchazos para cogerle vías" -le digo mientras objetivo que su pulso es un murmullo que se confunde con su temblor, y su color se acerca más al blanco que al rosado.
-Tengo unos minutos hasta que llegue la UVI móvil- le digo a mis adentros- "-Vamos, un shaldon en yugular, una femoral, arteria radial si llego..., sangre... muy hipertensa...algo de solinitrina..."

Llega la UVI móvil, ha dado tiempo a hacer todo posible por ella en este Hospital. "-Ante todo tranquilidad en el viaje" le digo con una falsa sonrisa que no disimula mi preocupación.

Minutos después se marcha, y la satisfacción del trabajo bien hecho aparece, pero dura poco.
Sentado en la sala de información encuentro a un hombre de edad avanzada, pelo canoso, ojos claros, vidriosos, enrojecidos, encogido, empequeñecido por las circunstancias. No hace falta preguntarle quién es.
"¿No ha podido irse con su mujer?" pregunto.
"No puedo conducir; estoy esperando que vengan a recogerme del pueblo" contesta, mientras sus ojos se llenan de lágrimas de nuevo.
Y sin esperármelo al mirarme me da un abrazo, un abrazo que transmite todos sus miedos, nervios y emociones.
"Dígame que va a ir bien, por favor"

"...cuando tengas una urgencia debes, como anestesista, ser el último que se pone nervioso", recuerdo. Pero nadie dijo que no debas implicarte y emocionarte.

Lágrimas y abrazos de comprensión. Suerte

martes, 26 de febrero de 2013

La plaza vacante



Con el inicio del año una compañera de otra especialidad firmó una vacante en mi Hospital. Todos pensaríamos que recién acabada la residencia puede considerarse un auténtico milagro, de hecho ella también lo pensó. "Si tienes ganas de trabajar aquí vas a poder prosperar" le dijeron.
Con la ilusión de un niño con un balón de fútbol nuevo empezó su actividad a primeros de enero dispuesta a hacer de la consulta "su consulta", de hacer de los pacientes "sus pacientes" y de conseguir poco a poco introducir los cambios necesarios para trabajar bien y hacer Medicina en su especialidad.
Hace 10 días se marchó del Hospital. Rechazó la vacante y prefirió quedarse con una baja en otro centro para no tener que aguantar la increíble presión asistencial a la que se veía sometida: consultas infinitas, escasas posibilidades de asistencia a congresos y de formación, horarios que van más allá del laboral, y quizás de la legalidad...
Esta semana se ha incorporado alguien en su lugar, y hoy ya nos ha dicho que está pensando largarse. ¿Casualidad?
Estamos en una época en la que el colectivo sanitario en general, y el médico en particular nos vemos sometidos a una presión asistencial que en ocasiones no se ven retribuídas por incentivos laborales o personales. Y parece que hay que dar las gracias por estar trabajando, parece que estamos en una época en la que los derechos del trabajador se van al garete porque "la cosa está muy mal" y "si no quieres tú
ya lo hará otro". Si comentas que con guardias estás excediendo de sobra las 60 horas semanales (algo que la normativa europea limita claramente a 48 horas) en lugar de reconocértelo, dialogar y buscar fórmulas intermedias para tener a tu personal contento recibes un portazo en la cara. Si un día te quedas saliente de guardia para cubrir la actividad de un compañero que ha enfermado y recibes una reprimenda por quedarte (y así asistir a los enfermos) pero al día siguiente te vas de la guardia y te llaman para cubrir a un compañero que ha enfermado, además de no entender nada tienes la sensación de que ni los que mandan saben lo que están haciendo. A veces deberían permitirnos AUTOGESTIONAR desde la sensatez nuestra actividad, y aportar sentido común a las decisiones; seguramente las cosas irían mejor. Hay varias formas de hacer las cosas, pero seguramente la mejor es aquella en la que consigues implicar a tu equipo y los tienes contentos en el trabajo.

El dinero y la estabilidad a veces no lo son todo. Cada día tengo más claro lo importante que es SER FELIZ, y SENTIRSE BIEN.

lunes, 28 de enero de 2013

Más alla del trabajo



La semana ha sido "espesa": traqueotomía, varios ingresos, esplenectomía urgente, varias paradas, unas cuantas sesiones de hemofiltración... Llego a casa, cerca de las 5 de la tarde, saliente de guardia. A estas alturas no sé si comer o tomarme un vaso de leche y dos magdalenas a modo de merienda.
Tengo que ponerme con la charla de la semana que viene, que a estas alturas aún ni la he empezado. Miro a mi lado, y mi media naranja está leyendo un artículo mientras come; intenta actualizarse en el manejo de un caso que ha visto hoy y mañana va a volver a ver (sin cita claro). Hoy se le han hecho las 4 de la tarde...
Cuando llevo 3 diapositivas me llaman por teléfono desde el hospital: hay que reorganizar las guardias de la semana que viene, y mañana sin falta entregarlo. Ah, y que no se me olvide leerme las guías nuevas de la Surviving Sepsis Campaign, tenemos demasiados sépticos ingresados en la Unidad de Críticos.
Mañana también toca trabajar mañana y tarde, y pasado guardia. Y al día siguiente ya veremos a qué hora se podrá salir... nos avisan de que quieren prolongar la jornada laboral a los sábados... abro la cartera y veo el carné del gimnasio; parece que había un telaraña pegada.

Que digo yo que esto de "vivir" debería incluir poder hacer cosas fuera del trabajo.

"Ey, da las gracias de que tienes trabajo" oigo a la gente decir...