viernes, 2 de diciembre de 2011

Pintadas en los brazos...


Mis peques llevan ya más de la mitad de mi vida a mi lado desde que el mayor apareció casi por casualidad hace ya unos cuantos años. Todos tenemos a nuestros niños como los más guapos, los mejores, los más listos y los más capaces. Tendemos a disculpar sus defectos y obviar sus errores con una indulgencia casi divina. "Habrá sido sin querer..." "Él es muy listo, el siguiente lo hará mejor..." "Él? Imposible" jeje.
Supongo que son reacciones humanas y aunque ilógicas a veces propias de la evolución humana, de ese instinto de protección que hace que tengamos a los polluelos al abrigo hasta que sabemos que son capaces de volar por sí solos. También es una manera, de algún modo, de sentirnos jóvenes.
Ayer mi mito se destrozó. El mayor de mis polluelos apareció con dos letras enormes escritas en su brazo, y éstas se encontraban rodeadas por lo que parecía un corazón. Pero él... no, seguro que todavía no... serán cosas mías, es imposible...

Creo que me estoy haciendo mayor. Me queda la duda de saber quién es la "L" del brazo...

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