lunes, 19 de septiembre de 2011

El regalo


Como cada mañana se ha levantado a prepararle el desayuno a su marido. No tendría por qué, pero es ese detalle que el cariño y la rutina de una relación de años da a la pareja. "No se ha acordado" debió pensar, cuando al marcharse se dejó la felicitación en algún punto de su mente, sin sacarla. Con la tranquilidad y el cariño que da el tiempo y el conocerse bien seguro que le perdonó.
Los niños... arriba con ellos. Hoy toca cole. Y el desayuno...
Esta mañana tiene muchas cosas que hacer y debe realizarlas pronto; tiene cita a las once como cada dos días, y sabe que no puede faltar.
El teléfono suena en casa, insistente, con una monotonía que no desvela ni de lejos lo que se esconde detrás de la línea...
Todo sucede muy rápido, es demasiada información a la vez, demasiadas emociones, demasiada carga incluso para alguien que vive pendiente de esa llamada. Su mente se sumerge en un sueño que luego la anestesia en el quirófano se encarga de prolongar un poco más.
"Abre los ojos -dice su marido- ya tienes tu regalo de cumpleaños"

Brillo en la mirada, lágrimas en los ojos, una cicatriz en su abdomen de una herida que no puede doler. Una vida nueva...
Felicidades, espero que ese riñón que ha llegado en forma de regalo te dé años de buenos momentos.

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