viernes, 12 de agosto de 2011

La carta de despedida




"Fueron tus ojos. No, fue tu mirada. Tu mirada fue la que me enamoró desde el momento en que absorbiste mi alma a su través. El sonido de la lluvia en la noche en que nos conocimos no hizo sino dar un toque más íntimo y mágico a aquel momento. La piel mojada, el vello erizado, los movimientos trémulos de tu cuerpo por el frío me dieron la oportunidad que quizás nunca habría tenido contigo; el momento en que mi chaqueta se depositó en tus hombros sentí todo aquello que siempre esperé y nunca logré. Tu sonrisa clavada en mi retina me lo decía todo. Supe que sería para siempre...


...Hoy hace 25 años y un poco de aquello, los 25 más maravillosos de mi vida, un camino juntos que hoy el destino pone a prueba, pero espero que por unas horas, como un paréntesis, una coma en el texto para tomar aire y seguir la carrera...


...todo irá bien, y si algo falla no te preocupes en exceso porque tienes un mundo de felicidad a tu alrededor que se ocupará de que no te falte aquello que hoy puedes perder: los niños, tan grandes, tus padres, que ahí seguirán, tu hermana que no te deja, incluso el perro vive pendiente de ti... te haces querer...

Si me voy, jamás me iré; si falto, nunca me ausentaré; si dejo de respirar, mi aliento te susurrará al oido; si mi corazón deja de latir, será porque me lo has terminado de robar.

Te quiero y siempre lo haré. Nos vemos en un rato."



Se trata de un resumen de una carta muy emotiva que un enfermo le dedicaba a su mujer minutos antes de visitar el quirófano hace unos días. El trato era dársela si algo fallaba. Por fortuna no hizo falta y se la devolví a su dueño horas después. Pero en mi visita hoy ella la llevaba en la mano. Resulta muy reconfortante el agradecimiento al trabajo bien hecho, pero que alguien desee compartir algo tan personal no tiene precio.

Que os vaya bien más allá del paréntesis...

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